domingo, 15 de febrero de 2009

AFI: equidad irreal

El Ministerio de Educación anunció a principios de este mes una modificación al llamado Aporte Fiscal Indirecto (AFI) que hasta este año se encargaba de premiar a las universidades que lograban conquistar, como alumnos, a los mejores puntajes en la PSU, pero que ahora además agrega un segundo factor: los mejores promedios de la enseñanza media, que se considerarán en un 50%. Así la idea es equilibrar la balanza en esto de la educación superior, haciendo que los estudiantes más pobres, que generalmente obtienen peores puntajes en las pruebas de selección universitaria, sean mejor cotizados por las casas de estudio.

A simple vista la idea pareciera dar fin a este círculo vicioso que se viene dando desde hace 27 años, cuando se pensó en incentivar la capacidad de selección y la calidad que ofrecían las instituciones con miras a una educación de mercado. Pero si equidad es lo que se busca, ¿se da una solución real al problema?

Para los integrantes del Consejo Asesor Presidencial para la Educación Superior, al parecer sí. Porque determinaron que el fondo fiscal que se entregaba hasta el momento era de carácter progresivo, es decir que el AFI premiaba a los estudiantes con mayores ingresos, ya que son estos los que obtienen mejores puntajes en las pruebas de admisión a las universidades, al estar mejor preparados que los provenientes de escuelas municipales.

Aunque por un lado está claro que la educación en Chile no es equitativa, de hecho así lo demuestran las cifras, del 20% del grupo con menores ingresos, sólo el 13% es parte de la educación superior, contrario a lo que pasa con el rango más alto donde el 53.1% está estudiando en una universidad, según datos de la encuesta Casen de 2006.

La solución no está en hacer creer que ambos estratos competirán por igual, porque sabemos que uno de los dos no cuenta con la misma base que el otro. Por lo mismo, propongo que lo ideal sería que en vez de bajarle importancia a la PSU, se atacaran las razones de fondo por las cuales los más pobres fracasan en ella, como su nutrición, el contexto social que los rodea o la estructura misma de la educación media estatal, para así obtener mejores alumnos que sepan competir directamente con los estudiantes de colegios particulares.

Por otro lado, la polémica altera directamente a los bolsillos de las universidades, pues este año el AFI entregó $19.000 mil millones, entre 84 establecimientos del país, incluyendo universidades públicas y privadas, además de centros de formación técnica e institutos.

La mayor parte de esa torta se la repartieron las universidades Católica y de Chile, llevándose el 40% del total de los fondos. Mientras que para la UPLA el porcentaje alcanzó el 0.2%, lo que se traduce que entre nosotros existan 123 alumnos que forman parte de los 27.500 mejores puntajes de la PSU.

Estas cifras debieran variar considerablemente para el año 2009, perjudicando a algunos y beneficiando a otros. Es por eso que ya se hicieron públicas las quejas, como la del prorrector de la Universidad Católica, Carlos Williamson, quien se mostró disconforme con la medida y propuso “pensar en un sistema más eficaz, que considere todos los instrumentos de financiamiento de manera integral". Además se puso el parche antes de la herida y anunció alzas en los aranceles, para cubrir los $1200 millones menos, que según calcula, recibirían cada año.

También están los que la apoyan y que de algún modo se podrían ver favorecidos con la modificación, como Francisco Javier Gil, director de bachillerato de la Universidad de Santiago, quien le dio valor a la iniciativa diciendo que “quienes son buenos estudiantes en el colegio lo siguen siendo en las universidades”.

Pero a pesar de las opiniones, la nueva AFI ya es un hecho y sus consecuencias nos afectarán a todos. Es de esperar, por lo mismo, que las casas de estudio inventen nuevas fórmulas para mantener este financiamiento; tal vez terminarán por reacondicionar su institucionalidad y al mismo tiempo modificar su sistema de aprendizaje para saber acoger correctamente al nuevo tipo de estudiante, ese que será más precario en lo que a recursos se refiere, pero igual de válido que todos los demás. Por ahora sólo queda esperar para ver la equidad irreal.
Por Francisco Saavedra Cruz

No hay comentarios: